Los dedos en garra, en algunas ocasiones, son consecuencia del uso de zapatos cortos, pero también pueden ser debidos a complicaciones de otras patologías. El calzado provoca un roce continuado en esas zonas que origina callosidades y dolor pudiendo llegar a infectarse.

Dedos en garra

¿Qué son los dedos en garra y dedos en martillo?

Esta deformación suele estar precedida o acompañada de una anomalía llamada Hallux Valgus. Hallux Valgus es el nombre que recibe la desviación del dedo gordo del pie hacia el segundo dedo, lo que origina la dolorosa protuberancia que conocemos como juanete.

Los dedos se suelen desviar de una manera lenta y progresiva, de manera que el paciente no se suele percatar hasta que no experimenta algún tipo de dolor o hasta que observando la estética de los pies percibe esta desviación de manera visual.  También es un síntoma de que se sufren dedos en garra cuando los zapatos suelen presionar en exceso la puntera del pie.

Los dedos en garra están contraídos, por tanto tienen más altura y los zapatos normales suelen generar molestia por el roce que producen, generando los primeros callos.

Los dedos en garra son desviaciones laterales, y los dedos de martillo son longitudinalmente.

¿Cuáles son los síntomas de estas deformaciones?

A nuestra clínica de Madrid acuden pacientes que refieren problemas para calzarse por problemas en los dedos (dedo en garra o

también llamado en martillo) y, entre los síntomas que presentan, están:

Dolor en los dedos y, especialmente por el roce con el zapato.

El dedo elevado o desviado y montado sobre el dedo de al lado.

Dificultad para caminar.

Dificultad para encontrar zapatos que se ajusten a la forma de sus pies.

Aparición de durezas o callos que pueden llegar a infectarse.

Inflamación en los dedos.

Excesivo roce con el calzado.

Dolor en los pies

¿Cuál es la causa de estas deformaciones?

La causa más habitual que se encuentra detrás de los dedos en garra o en martillo es el uso de un calzado inadecuado. Unos zapatos demasiado apretados tensionan los músculos de los dedos de los pies y, por lo tanto, acortan los tendones. Por ello, estas patologías tienen más incidencia en las mujeres, que tienden a usar zapatos con puntas muy estrechas o tacones altos.

Igualmente, es cierto que estos problemas de los dedos de los pies también pueden tener un origen congénito o estar relacionados con otras enfermedades como la diabetes, la artritis reumatoide, el ataque cerebral o algunas lesiones del pie y del tobillo.

Quirófano Clínica Piqueras

Tratamiento para los dedos en garra y en martillo

Las deformaciones en garra, martillo o mazo pueden tener un carácter flexible, semirrígido o rígido en función de la posibilidad de volver a colocar el dedo en su posición anatómica. Según esta clasificación, el tratamiento de estas patologías podrá ser conservador o quirúrgico.

  • El tratamiento conservador incluye la utilización de órtosis de silicona para proteger el dedo del roce por el calzado e intentar alinearlo en la medida de lo posible. Cuando el tratamiento conservador fracasa la terapia es quirúrgica.
  • Las técnicas de cirugía de Mínima Incisión solucionan estas deformidades con gran éxito y en un corto espacio de tiempo. Mediante dos incisiones de 1-2mm bajo el dedo afectado se realizan los procedimientos necesarios a nivel óseo y en tejidos blandos para realinearlo.

El postoperatorio es muy cómodo: un sencillo vendaje que se puede mojar manteniendo el dedo en la posición adecuada durante cuatro semanas aproximadamente. El paciente regresa a su domicilio al finalizar la intervención y acudirá a revisiones semanales hasta el alta definitiva que oscilará entre 4 y 8 semanas en función del paciente, el grado de deformidad y la evolución postquirúrgica.

Cirugía de los dedos en garra en Madrid

Elegir zapatos

¿Cómo se pueden prevenir los dedos en garra y en martillo?

Si todavía no has desarrollado este tipo de deformaciones en los dedos o si ya las padece, pero no quieres que se agraven, desde Clínica Piqueras te recomendamos:

  • Utilizar un calzado apropiado. Esta, sin duda, es la medida de prevención más eficaz. Lo óptimo es llevar unos zapatos amplios, cómodos y que sujeten de forma adecuada el pie.
  • Evitar el uso de zapatos con puntas excesivamente estrechas.
  • Realizar ejercicios que mejoren la flexibilidad y que relajen la fascia o planta del pie.
  • Utilizar Por ejemplo, prótesis de silicona que se realizan personalizadas para evitar el roce en el caso de que se produzca fricción o callos.
  • Utilizar plantillas personalizadas.

Una vez establecida la deformidad, el tratamiento será quirúrgico.  En este caso la cirugía de mínima incisión (percutánea) tiene un resultado sorprendente con una mínima incapacidad.